Abril 2017 – Una encuesta con entrevistas en el terreno con cientos de familias rurales de Cabo Verde, Guinea-Bissau, Santo Tomé y Príncipe indica que si bien el uso de alternativas orgánicas a los plaguicidas peligrosos está progresando, persisten amenazas referentes al uso indebido de sustancias tóxicas.
Los hallazgos fueron presentados en una reunión de consulta subregional celebrada en marzo por el Convenio de Rotterdam (CR) y la FAO en la capital de Cabo Verde, Praia. Los representantes de Angola, Burkina Faso, Brasil, Guinea-Bissau, Italia, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe se unieron a los participantes de las islas de la costa occidental de África para discutir nuevas medidas para reducir los riesgos, mejorar la ejecución de la legislación existente y continuar con la aplicación del CR.
Desde julio de 2016, los expertos técnicos del CR han intensificado su trabajo en estos países. El objetivo de su programa es aumentar la protección social y limitar los daños ambientales mediante el aumento de la información disponible sobre las alternativas a los plaguicidas convencionales. La preservación de los recursos naturales está guiado por el compromiso de la FAO de apoyar a las naciones mediante el asesoramiento, el análisis y la prestación de asistencia técnica.
"Sabemos que la población mundial está creciendo rápidamente, y con ella las demandas de la agricultura. Por eso es tan importante la intensificación sostenible de la agricultura. Trabajar hacia alternativas más seguras a los plaguicidas peligrosos es parte integrante de este logro ", dijo el Oficial de Programa de la FAO para el CR, Elisabetta Tagliati.
Construyendo comunidades rurales más seguras
En Cabo Verde, las entrevistas con los responsables de 100 familias rurales encontraron que menos del 30 por ciento de los consultados usaban ropa protectora al momento de entrar en contacto con plaguicidas. Además, los isleños no estaban legalmente obligados a poseer licencias para el manejo de plaguicidas y el 96 por ciento de los encuestados dijeron que nunca se les había pedido que mostraran una licencia para comprar los productos químicos.
"La primera línea de defensa es un agro-ecosistema saludable. Los plaguicidas y los productos químicos no deben amenazar el bienestar, la salud o la vida de los agricultores y sus familias ", dijo el Representante de la FAO en Cabo Verde, Rémi Nono Womdim.
Cabo Verde está ampliamente considerado como una historia de éxito entre las naciones insulares para la adopción de la metodología de Manejo Integrado de Plagas (IPM) como se lo fomenta por las Escuelas de Campo para Agricultores (FFS) de la FAO. Las escuelas involucran un proceso de aprendizaje grupal que ha sido utilizado por varios gobiernos, organizaciones no gubernamentales (ONG) y agencias internacionales para promover la MIP desde su creación hace unos 30 años.
También se observó un alto uso de plaguicidas en Guinea-Bissau, donde más del 80 por ciento de las 200 familias rurales encuestadas dijeron que no usaban equipo de protección al manejar plaguicidas. Además, casi el 90 por ciento no tenía conocimiento de las alternativas disponibles.
De nuevo, en la isla de São Tomé, de las cien familias rurales encuestadas como parte del estudio, casi el 70 por ciento dijo que no llevaba ropa protectora mientras aplicaba los plaguicidas. Además, algunos trabajadores agrícolas describieron la sensación de malestar después de la exposición - un factor considerado especialmente preocupante dado la falta de acceso adecuado a la atención sanitaria dedicada a incidentes de intoxicación y envenenamiento.
Los agricultores de São Tomé, sin embargo, dijeron que estaban utilizando alternativas a los plaguicidas en gran parte gracias a la rica biodiversidad de la isla. Manipueira -que es un extracto líquido de raíces de yuca- fue citado como más eficiente que los métodos de cultivo químico para su posible multiuso como herbicida, fungicida, insecticida y biofertilizante.
"Manipueira tiene muchas funciones. Ayuda a los suelos a preservar su contenido natural de nutrientes, y también puede usarse como fertilizante, insecticida y también para ayudar a combatir las plagas ", dijo un agricultor.
Asociaciones para el progreso
La FAO pide que se adopten medidas urgentes para garantizar el futuro y la seguridad alimentaria de los pequeños Estados insulares en desarrollo (SIDS) contra los efectos desproporcionados del cambio climático. La Organización advierte que quienes dependen en gran medida de sectores sensibles al clima, como la pesca, el turismo y la agricultura, sufren el impacto del cambio climático y el aumento del nivel del mar, aunque contribuyen lo menos posible.
Los países africanos de habla portuguesa (PALOP) que también se clasifican como SIDS, se enfrentan a una serie de problemáticas compartidas que van desde el aumento de la productividad de manera sostenible, y que al mismo tiempo diversifican la producción agrícola para aumentar la resiliencia en la alimentación y la nutrición. Impulsar la capacidad de las comunidades para utilizar los plaguicidas de manera segura, fomentando al mismo tiempo el uso de alternativas, constituye una manera clave de proteger sus medios de subsistencia.
La evidencia recogida por el CR y sus socios será utilizada para impulsar la colaboración entre los países africanos de habla portuguesa para establecer consultas políticas y diplomáticas y, en última instancia, contribuir al fortalecimiento de los marcos de programación de los países.
Una drástica reducción del uso de plaguicidas es primordial ya que genera beneficios sociales, ambientales y económicos, contribuyendo al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG).
En mayo, gobiernos y partes interesadas de todo el mundo se reunirán en la Conferencia de las Partes en Ginebra, Suiza, para tomar decisiones sobre productos químicos y desechos. La adaptación de los métodos agrícolas para reducir la exposición a los productos químicos tóxicos es un reto mundial y será uno de los principales temas de la agenda.